“¿Cómo encuentro un barco?” pregunta instantánea que aborda nuestra mente nada más aparece la idea de viajar en velero. Tan inmediata como el trueno que sigue al relámpago. El mundo del velero es un gran desconocido y todo parece complicado y de difícil acceso.
El comienzo de una nueva idea tan potente como es la de embarcarse en un velero es similar a las primeras tormentas de privamera que tras un cómodo letargo de invierno llegan las lluvias de preguntas que no cesan: “¿Dónde busco información? ¿qué barco es mejor? ¿Bajo qué condiciones me embarco? ¿Por qué me aceptaría un capitán en su barco?”
El propósito de «Allende los mares” es desvelarte alguno de los trucos desde la perspectiva del que viaja y quiera embarcarse como tripulante. Consejos, historias y experiencias para que puedas familiarizarte con el mar, la navegación y la vida marinera y poder así ampliar tus posibilidades viajeras.
Al incluir el mar en tu mapa, comienzan a brotan un sinfín de atractivas conexiones; al contar con el océano como una posibilidad más, el mundo muestra una faceta más dócil, cercana y sin apenas restricciones; al contemplar el velero como un hogar transitorio, una bóveda de estrellas reemplazarán tu antiguo techo y serás tú quien decida el color de tus nuevas paredes, pues cambiarán a medida que descubras nuevos horizontes.
Pero ¡ojo! el mar es un mundo aparte, las rutas son diferentes como también lo son las condiciones. Es un medio al que no estamos acostumbrados. La meteorología juega un papel importantísimo, al viajar en velero se crea un sincronismo especial con el mar, cada día es distinto, cada día te muestra una faceta particular, cada día te enseña algo diferente.
La variedad de barcos en los que embarcarse es muy amplia, los hay a motor y vela, comerciales y privados, cruceros y yates. Es posible formar parte de la tripulación en la mayoría, pero en el apartado “Los mares” hablaré únicamente de los veleros y casi exclusivamente de aquellos que navegan de forma privada y no comercial.
La vida en el mar es, sin duda, un contexto viajero por excelencia, implica exploración y aventura constante, el trato es de igual a igual y las personas que viajan a bordo de los veleros son realmente auténticas, lejos de toda convencionalidad. El espacio es reducido, por lo que la mayoría de las cosas que se encuentran a bordo cumplen una función, no es común encontrar extras o lujos.
Es un mundo tan poco explorado y hablado desde la perspectiva del viajero que cuando se piensa en un experiencia en un velero tan solo podemos llegar a fantasear con las típicas imágenes de gente en bañador y saltando al agua despreocupadamente, comidas cuantiosas con langostas o pescados bien frescos y las sensaciones de libertad y relax total.
Sí, de hecho puede llegar a ser rutina diaria. Incluso al cabo de un tiempo viviéndo así, ya no se ve como algo tan extraordinario, es lo normal. PERO, hay una lado que no se muestra o quizá nadie esté interesado en saber. Quizá sea porque lo más conocido son las vacaciones de una semana en un velero, donde solo se conoce el lado bueno sin tener en cuenta sus obligaciones.
En Allende los mares se mostrará las dos caras del velero. Hablaremos de lo que implica el vivir en un barco, de sus virtudes pero también de las responsabilidades, del lado que todo el mundo conoce y también el lado menos amable. Un barco necesita dedicación constante, un mantenimiento casi diario y aún así las cosas se rompen con mucha facilidad.
Cuando te embarcas el propietario del velero te abre su casa, pasas de viajero transitorio a convivir con el resto de tripulación y el velero se convierte en tu nuevo hogar. Es una convivencia distinta, intensa y especial. Se comparte tanto buenos como malos momentos y todos teneis los mismos objetivos, el sentimiento de camadería fragua rápido.
Al contrario de la idea general que se tiene de un viaje, al hacerlo en velero se invierte el proceso y diría que quizá la travesía adquiera más importancia que el destino en sí. La travesía envuelve toda una serie de actividades y planeamientos que una vez fondeados ya no tienes que tener en cuenta y todo se vuelve más sencillo.
Sin embargo, cabe destacar que al contrario de lo que se suele pensar, al vivir y viajar en velero no se está todo el día navegando, sino más bien se disfruta un 90% del tiempo ya sea fondeados en calas o amarrados en puerto y el 10% restante se dedica a la navegación y cambio de destino.
En el apartado “Los mares” de Allende los mares descubriremos poco a poco el fascinante mundo del velero con una óptica viajera, para aquel que quiera dar el salto y comenzar a viajar por mar. Hablaremos de lo más básico sobre cómo encontrar barco o dónde acudir o también sobre las responsabilidades de la tripulación a bordo hasta temas como la seguridad o qué hacer en caso de emergencia.
Navegar ofrece una fascinante sensación de libertad, trasladarse por mar, llegar a lugares inaccesibles, … es una singular y extraordinaria manera de viajar. ¡El estilo de vida de los navegantes cautiva!
3 comentarios
Muy lindo blog, Paula! Es justo el «enganche» entre los que siempre desearon iniciarse, y las páginas o videos de los ya «iniciados».
Felicitaciones!
¡Gracias Ezequiel!
Increible…quiero hacer esto de viajar en velero hace ya un tiempo y estoy a punto de dar ese salto! Gracias por este maravilloso blog!