Definitivamente, es el sol quien marca el día, no recuerdo la última vez que usé un relojes ni mucho menos fijé la alarma. Como si se tratara del gallo que anuncia el comienzo de un nuevo día, la luz del alba se cuela tímidamente por las escotillas sobre las 5 30. Levantándome tan pronto da la sensación de que rinde mas el día. Sobre las 18 30 atardece, teniendo mas de 12 provechosas horas de sol. Es gracioso, pues los marineros suelen decir que las 21h es su medianoche. Y de hecho, alrededor de esa hora estoy agotada, lista para dormir.
Playas de agua transparentes, arena blanca e islas repletas de palmeras completan el ya cotidiano escenario de cada día. Imaginaos una gran casa con una piscina al lado, la vida en el barco sería algo así como vivir a la inversa, una gran piscina con una casa al lado.
A pesar de estar tan aislados, el barco siempre lo tenemos lleno de frutas y verduras. Cuando tenemos la posibilidad, solemos ir a una isla donde los Kunas tienen varias tiendecitas con alimentos frescos y hacemos una gran compra. Pero hay dos factores en contra, el primero es el trópico… los alimentos perecen rápidamente en estas temperaturas. El segundo, que puede llegar a pasar mas de un mes sin que volvamos por la tienda.
Intensa explosión de sabores la que producen las frutas del trópico… Piña, mango, coco, plátanos, papaya, maracuya,… parecen caramelo. ¡Deliciosas!
Pero la alimentación en el barco se basa principalmente en lo que puedas llegar a pescar o comprar de lo que pescan los locales. Tenemos un par de cañas que solemos utilizar cuando navegamos, pero desde que nos hicimos con la nueva adquisición, salimos casi cada día a pescar con arpón.
Es bastante emocionante salir a buscar tu propia cena. Sierras, jacks, bonitos, atunes es lo más común en esta región.
Algo que no me esperaba del viaje es que estoy aprendiendo a cocinar riquísimos platos y de lo más variado. Desde pan y postres caseros a manjares culinarios de marisco y pescado fresco.
Oficina perfecta, es curioso como un mismo espacio puede ser uno distinto a cada instante. El horizonte cambia constantemente.
Mis duchas de agua dulce y jabón ya no son tan comunes como antes. Aquí el agua dulce es un bien preciado, la lluvia un regalo. Los barcos tienen unos depósitos limitados para almacenar agua dulce y no se puede reponer en cualquier lugar, así que recolectar agua de lluvia se vuelve esencial.
Uno de los puntos negativos que le encuentro a vivir en un barco en medio de la nada es la imposibilidad de correr. Es algo que llevo dentro de mi y resulta muy difícil tener que privarme de ello. Por suerte, he encontrado una alternativa para generar endorfinas, ¡el kitesurf!
Otro punto negativo a la vida lejos de tierra es que no te relacionas tan a menudo con personas como lo harías normalmente. Pero para mi sorpresa, la gente que decide llevar una vida nómada a bordo de un velero tiene un punto de vista muy interesante hacia la vida, gente de mundo y con historias que podrían llenar libros enteros. Gente muy consciente de que vida solo hay una, viven el presente, disfrutan de los pequeños placeres que el mundo nos regala. Gente sin paciencia para esperar a la jubilación para empezar a “vivir”.
El velero, algo así como una nave espacial que te transporta donde tu decidas y se transforma en tu pequeña y acogedora isla allá donde eches el ancla. Tu decides cual es el horizonte que te rodea. Casi se podría decir que se puede elegir no solo el paisaje sino los sonidos, olores, incluso compañía que quieres tener en cada momento.
2 comentarios
¡Buenas Alonso! ¡Gracias!
La pesca con arpón sí es un poco complicada, tienes que estar relativamente cerca del pez y ser capaz de mantener la respiración bastante tiempo bajo el agua, sobre todo no gastar energía para poder aguantar mas. Pero todo es práctica, una vez le coges el truco se vuelve menos difícil 😉
Sobre lo de incorporar langostas al menú me refería a pescarlas nosotros mismos. Suena mal decir que estoy aburrida de comer langosta y es que solemos comer bastante, pero hasta ahora no las habíamos pescado nosotros, siempre las comprábamos. De hecho, ¡ya empieza a acomodarse la famosa tripita de la felicidad!
Sobre el sol… aquí en el trópico es muy fuerte, siempre hay que protegerse, por dos razones principalmente: las quemaduras y porque cansa. Hay que tener en cuenta que ya llevo un año de constante verano y eso, a la larga, se nota. Así que intento evitar al máximo la exposición al sol, siempre a la sombra, y cuando sé que he de salir al sol procuro llevar licra de manga larga, leggin, gorra y protección 50.
¿Cuando vuelves a Colombia? Navegaremos en septiembre a Cartagena para hacer unas reparaciones.
¡un abrazo!
Paula
Genial el artículo, me ha encantado! =)
Me parece increíble ver cangrejos así de grandes! por no hablar del pez! Lo de pescar con arpón lo probé en Mallorca alguna vez y me resulta muy difícil… por el tema de tener que controlar la respiración, la presión, velocidad tuya y del pez, y encima tener que acertar! Supongo que ya serás una experta jaaja
Luego, dices "Últimamente estamos incorporado al menú langostas, cangrejos y conchas"… yo pensaba que estabas ya aburrida de comer langosta!! xD
Lo del kitesurf pues que decir, envidia tremenda, quién lo pillara!!!
Ahm, y no comentas anda del tema… cómo es estar tantas horas al sol, y tan cerca del ecuador? usas protección todos los días? Dos horas haciendo vela te dejan bien tostadito, no quiero imaginarme todo el día… no te resulta cansino todos los días el tema de sol + sal? Y sin poder darte una buena ducha al "volver a casa" :S
Bueno, espero que te siga yendo igual de bien =) y espero invitación oficial, para cuando al ruso se le acaben los clientes ^^
пока!! счастливое лето!!
Alonso